Durante un acto realizado en la sede del Consejo Provincial del Partido Justicialista en Río Gallegos, Pablo Grasso brindó un discurso encendido en el que criticó con dureza el ajuste, la privatización de servicios públicos y la pérdida de derechos sociales. Frente a la militancia, el intendente de Río Gallegos hizo un llamado a no naturalizar la crisis actual y convocó a movilizarse este 18 de junio en defensa del peronismo, de los trabajadores y de las políticas de inclusión.
“Es mentira, loco, que los discapacitados no necesitan nada. No es verdad que la gente de hospitales y hogares son vagos”, expresó, en rechazo a los discursos que intentan estigmatizar a los sectores más vulnerables. Reivindicó el rol del Estado y afirmó: “Siempre nosotros tuvimos políticas de inclusión”.
Grasso también apuntó al deterioro económico que atraviesa el país y a la desconexión entre el discurso oficial y la realidad cotidiana. “Hay una realidad que te la pueden vender, pero cuando vas al supermercado, la plata te cansa. Cuando vas a pagar la luz, la plata te cansa. La situación financiera está cada vez peor”, sostuvo. Y agregó con énfasis: “No es normal que se privatice absolutamente todo. No es normal que te rajen a la mierda.”
En un claro mensaje a la dirigencia peronista, Grasso pidió recuperar la convicción, dejar de lado la especulación y ponerse al frente de las demandas sociales. “Vamos a hacer historia, vamos a estar presentes desde el lugar que uno esté. No tengamos vergüenza ni miedo a hablar de la verdad”, expresó, al tiempo que defendió la vigencia del movimiento: “El peronismo nunca pasa de moda. Guardamos la provincia durante muchos años. Ahora tenemos que aprender de la derrota para volver más fuertes, no solo por una provincia mejor, sino por un país más justo.”
El cierre de su intervención fue directo y contundente: “No somos tiktokeros, somos militantes. Nos duele lo que pasa. Y no nos vamos a correr.” En un clima de tensión social creciente, el acto se transformó en una tribuna política donde Grasso buscó encender a la militancia y marcar una línea clara: no es momento de silencio ni de comodidad, sino de presencia, de lucha y de verdad.